Si un nene llora a medianoche, o ensucia su pañal, o escupe su comida, o derriba un florero costoso, los padres aman a ese niño sea como sea. Aman al niño incondicionalmente. ¿Por qué? Porque saben que el niño no lo sabe mejor. Pero en algún momento a lo largo de la línea, el amor incondicional de los padres se vuelve más severo. En algún momento se oyen a sí mismos decir: “¡Ya deberías saberlo!” Los padres son tentados a amar “debido a” en lugar de “a pesar de.”
Hoy equivócate rápido y barato; sigamos adelante !!!
Cuantas veces has sido perdonado por los errores que cometiste en un trabajo, y la organización siguió adelante sin ningún rasguño.
Si quieres ser un colaborador agradecido, debes entender que cuando un líder tuyo ha comenzado una obra para desarrollar tus competencias, a través de desafíos y capacitación en el terreno del trabajo, la continuará. Veo que hoy en día las organizaciones ya no pagan capacitaciones caras, como antes, así que debemos conformarnos en entrenarnos bien en el terreno de juego del trabajo día a día, las corporaciones americanas dicen con frecuencia “On-the-job training is an important topic of Human Resource Management. It helps develop the career of the individual and the prosperous growth of the organization. On the job training is a form of training provided at the workplace”.
Debes entender querido colaborador que tu líder se interesa por todo lo que te concierne. Todo lo que es ahora bueno, pero no es perfecto, el líder lo vigilará, y lo preservará, y lo llevará a su término. Este es un gran consuelo, por que si el líder te dejara solo, tu experiencia pasada no serviría del todo y podría perecer en el camino. Pero el líder bueno continuará al tanto en tu progreso, permitiendo que te equivoques rápido y barato; sin aprovecharse de pequeños errores para hacerte daño. El líder prudente perfeccionará tus capacidades en el terreno, el muestra sincera preocupación que debe llenar tus aspiraciones. El líder nunca deja sin concluir una obra; el perfeccionará todo lo que le concierne al colaborador, para que se sienta confiado en su labor.
El error más grande que puede cometer un “jefe” es castigar el error, sin embargo, una verdadera actitud que debería sentir el colaborador es decir en su mente, aun así no la diga en voz alta “Siempre tengo presente a mi líder; con él a mi derecha, nada me hará caer”. El líder bueno, sin duda, está dispuesto a guiar a través de los mares complejos de la toma de decisiones. Pero como colaborador debes estar alerta y prestar atención a las instrucciones de tu líder y a los impulsos de su intuición y experiencia, piensa que tu líder es tu ayudador, maestro y guía. Entonces podrás decir: “Bendeciré hoy a mi líder, que me aconseja y me permite seguir adelante, y me perdona errores rápidos y baratos”
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